9/3/08

"La música, el baile y la brisa del Nilo fueron demasiado fuertes para mí"

Entrevista a Nesma
Revista Alemana Tanz Oriental
Diciembre 2006/Febrero2007
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La bailarina madrileña Nesma actuó durante cinco años con gran éxito en los mejores night-clubs del Cairo y en el mismo escenario que la mítica bailarina Suheir Zaki. Además, ha sido una de las primeras bailarinas europeas que ha sido miembro de la compañía del reconocido Maestro Mahmoud Reda.

En la actualidad, Nesma ha producido dos CDs excepcionales con grandes orquestas egipcias, con nuevas y viejas composiciones, y nuevos arreglos musicales de clásicas piezas de baile: “Memories of Cairo” y “Del Nilo al Guadalquivir”, así como un DVD de enseñanza de ritmos musicales con uno de los más famosos percusionistas, Khamis Henkesh.
El diseño de estos productos ha sido muy cuidado, siendo de lo más bonito que encontramos en el ámbito del mundo de la danza del vientre. Y se aprecia que la música está compuesta, arreglada e interpretada con mucha alma.

P: Nesma ¿añoras el Cairo? Por supuesto, echo de menos el Cairo. Aunque en realidad nunca lo he dejado por completo pues tengo un apartamento allí y acudo con frecuencia. Cuando estoy en Europa siempre echo de menos El Cairo pues allí experimenté vivencias muy fuertes.

P. ¿Cómo fue la experiencia de vivir allí? Para una mujer extranjera, sola y bailarina, la vida en Egipto no es fácil. Al principio estaba completamente perdida. No entendía el idioma árabe y tampoco su cultura. Tuve que confiar en la gente y por ello padecí malas experiencias. Por desgracia las bailarinas no están bien consideradas en Egipto, el panorama de la danza no siempre es bonito. Tuve que aprender a arreglármelas y esto me llevó mucho tiempo. Por otro lado, me sentía aislada. Solía pasarme el tiempo trabajando, toda la noche, siete días a la semana. Tuve unos pocos amigos, pero no tenía mucho contacto con mi familia. Mi vida era el baile. A pesar de todas las dificultades fue una gran experiencia. Aprendí muchísimo, y no sólo sobre el baile.

P. ¿Cuándo fue tu primer contacto con la danza oriental y cuándo tomaste la decisión de hacerte profesional? Mi primer contacto con la danza fue en 1990. Mis hermanos habían escrito una comedia para un espectáculo de la televisión y mi hermana y yo formábamos parte de este espectáculo. Habíamos creado un skech de humor representando una escena del oriente medio y nosotras teníamos que hacer una imitación de bailarinas orientales. Hasta la fecha yo no había echo nada de danza oriental y al mismo tiempo era una actividad desconocida en España. Sólo había un profesor, Shorkry Mohamed, y nosotras empezamos a ir a clases con él. Inmediatamente nos enamoramos de esta danza, pero de momento no era más que un hobbie para nosotras. Nunca me imaginé que me convertiría en bailarina profesional y que dedicaría mi vida a esto. No era más que una simple pasión. Durante las vacaciones de verano de 1993 decidí viajar a Egipto con la intención de recibir clases y descubrir El Cairo. No conocía a nadie allí. Compré un billete de avión y llevé mi maleta y el dinero justo para permanecer dos meses. Nunca saqué el billete de vuelta y cinco años después todavía seguía allí.

P. ¿Tuviste que convencer a tus familiares por tener que ir a un lugar como el Cairo? Me marché a El Cairo por un corto espacio de tiempo, lo justo para recibir unas clases, por lo que mis padres lo entendieron. Después de esos dos meses, justo cuando estaba a punto de regresar me presenté a unas audiciones para trabajar en un nightclub en un importante hotel de El Cairo. Tras la audición, el hotel me ofreció un contrato por un año y medio. Fue una sorpresa enorme. Ese día tuve que tomar una decisión: o volver a la universidad o convertirme en una bailarina profesional en El Cairo. Estaba tan emocionada que decidí quedarme. Al día siguiente ya estaba bailando en una boda egipcia. Todo estaba sucediendo muy rápido. Mis familiares no podían entender la decisión, especialmente por que sólo me quedaban unas asignaturas para terminar la carrera. Estaban preocupados por mi y querían que volviera. Pero la música, el baile y la brisa del Nilo fueron demasiado fuertes para mí.

P. Es decir, que mientras tú bailabas en El Cairo, las chicas de tu edad iban normalmente a las discotecas… Tenía sólo 24 años cuando empecé a trabajar allí. Y era muy duro. El nivel de la danza es muy alto y no sólo por las bailarinas. Necesitaba vestir trajes muy bonitos y caros y bailar siempre nuevas coreografías. Esto representaba muchísimo trabajo. Es cierto que me pasé una gran parte de mi juventud en los clubs nocturnos egipcios en lugar de ir a las discotecas para divertirme con los amigos, pero nunca me he arrepentido. Aun puedo ir a la discoteca y pasármelo bien con los amigos o familiares.
Estaba en el último año para terminar Ingeniero Agrícola y dejé la universidad para ir a bailar a El Cairo. Como muchísima gente joven que conozco yo estaba estudiando para tener una carrera, pero no tenía un objetivo real en la vida. Decidí convertirme en bailarina cuando me surgió mi primera e inesperada oportunidad y no me he arrepentido de mi elección jamás. Estoy muy feliz de haber cambiado el curso de mi vida. Siento como si hubiera nacido bailarina. Por otro lado, la vida de una artista puede llegar a ser realmente triste si no alcanzas el éxito. El riesgo es más alto que estudiar en la universidad. Estoy agradecida pues he tenido éxito en mi trayectoria como bailarina. Aunque también me ha costado una dedicación completa, un tiempo y un esfuerzo que nunca hubiera invertido en otros estudios, imagino.

P: En el Cairo, has trabajado con los grandes coreógrafos, ¿puedes contarnos algo sobre esto, si era un duro entrenamiento como el ballet o el flamenco en otros países? El ballet es diferente, está asociado a un elevado nivel artístico y a altos conocimientos técnicos. Si no empiezas desde que eres una niña, nunca podrás bailar ballet. La danza oriental tiene que ver más con el arte y el feeling, el sentimiento. Pero para expresar el sentimiento es necesario integrar todo el bagaje técnico, entender la música para tener unas aptitudes. Debes hacer un gran espectáculo y trabajar sobre coreografías. Yo dediqué una gran parte del tiempo a hacer coreografías con grandes artistas como Raqia Hassan, cuando no era tan famosa todavía, o con Ibrahim Aaakeef, y con el maestro Mahmoud Reda. Todos ellos eran muy exigentes y me dediqué a aprender con ellos, era un complemento a la experiencia escénica.

P: ¿Fue duro para alguien que como tú, sin ser egipcia, tenías que trabajar y ser aceptada para poder trabajar en buenos lugares? Imagino que será igual de difícil que para una japonesa ser bailaora de flamenco. Cuando bailas en los clubs nocturnos del Cairo la audiencia es cien por cien egipcia o del medio oriente, son personas que entienden muchísimo de música y danza. Debes sentir la música para comunicarte con los músicos y con el público. Tienes que representar a una princesa árabe, la belleza en la cultura árabe. Necesitas muchísimo tiempo para empaparte de este mundo y conseguir ese nivel de conocimiento y sentimiento. Y sobre todo tienes que trabajar muchísimo para hacer un buen espectáculo. Todo esto es necesario para abrirte las puertas en los mejores lugares. Luego tienes que darle tu toque personal y hacer algunos cambios para conseguir el éxito.

P: ¿Cómo encontraste tu orquesta? ¿Fue difícil dirigir a músicos egipcios? El trabajo con música en directo era muy excitante. Esta es una de las cosas que hacen que bailar en El Cairo sea diferente de otros lugares. Sientes que la música está corriendo por tus venas y puedes improvisar en el escenario. Yo formé una orquesta cuando empecé a bailar y poco a poco la orquesta fue creciendo y mejorando. Durante El Ramadán, el único momento en el que no bailaba, tenía que ensayar con la orquesta para preparar nuevos temas y coreografías. Una vez que tienes una orquesta trabajando para ti, no puedes dejar de bailar ni un solo día, para mantener su trabajo. Si ellos ven que no tienen trabajo te abandonan. Dirigir una orquesta es bastante complicado. Todos ellos son hombres y la bailarina debe mantener siempre una distancia respecto a ellos. Tienes que contratar los servicios de un manager que hará de intermediario entre tú y el resto de personas involucradas en el negocio. Es muy importante tener un buen manager, que sea buen profesional y a la vez una buena persona. Lo cual no es fácil de encontrar. Como bailarina no puedes hablar directamente con nadie más excepto con tu manager. Realmente no es fácil trabajar en estas condiciones, pero es la forma egipcia de trabajar. La bailarina representa tanto a una mujer hermosa como a la peor persona de la sociedad.

P: ¿Qué tipo de música interpretabas? El hecho de que empezara a bailar está relacionado con que me enamoré de la música de oriente medio. Intentaba aprender de todo el mundo, incluidos los músicos. Comencé con un estilo egipcio clásico, el “raks sharki” para expresar los sentimientos. Siempre he pensado que esta danza es muy sentimental, elegante y muy sensual. La bailarina debe estar relajada, moverse de manera suave incluso en los momentos más intensos o rápidos. Me gusta mucho el estilo de Naima Aakeef, o Fifi Abdou y Mona Said en sus primeros años, pues cada bailarina tiene una característica particular que yo admiro. También me gustan muchos otros estilos y la fusión, siempre y cuando la bailarina interprete con sentimiento y elegancia. Yo misma he creado e interpretado coreografías que provienen de la fusión flamenco árabe. Me gustan las nuevas creaciones, pero siempre hay que diferenciar muy bien las fantasías de la danza tradicional. No se debe perder el sentido de la terminología.

P: Tu que has sido una bailarina de prestigio en El Cairo, ¿podrías decir de qué manera has influido sobre el panorama de la Danza Oriental? No tengo capacidad para emitir un juicio sobre esto. En Egipto hay excelentes bailarinas. El mejor reconocimiento para mi ha sido el echo de poder actuar en lugares muy importantes y conseguir que el público viniera a ver mi espectáculo. Por ejemplo, cuando firmé el contrato para actuar en el Teatro Balloon o cuando fui contratada por la Compañía de Mahmoud Reda. Jamás me hubiera imaginado trabajar en lugares así. Ahora estoy involucrada en nuevos trabajos como profesora, coreógrafa y directora de mi compañía, y también como productora musical. Espero que mi trabajo pueda beneficiar la imagen de la danza oriental y la cultura de los países de oriente medio. Aunque no puedo precisar el alcance la de la influencia de este arte. Espero al menos poder contribuir a la apertura de la danza y la música a los teatros y dirigirnos a una audiencia más amplia y que valore más este tipo de espectáculos.

P. Los CD que has producido sin duda han costado mucho esfuerzo. ¿Cuál fue tu idea inicial, qué piezas has tenido que mantener y cuáles has mantenido? ¿Cuáles has tenido que arreglar para la danza? Cuando decidí dejar El Cairo, quise grabar toda la música que emplee, como un recuerdo de las actuaciones que hice todos esos años.Este fue el motivo por el cual grabé toda la música en un primer CD, en 1998, que se llama “Memorias del Cairo”. Me gustaba esta música con los arreglos especiales para la danza. Estaba tan satisfecha con el resultado que empecé a pensar que podría ser de interés para otras bailarinas. Dos años después monté un espectáculo para mi compañía con música egipcia y andalusí, “Del Nilo al Guadalquivir”. Así que grabé otras piezas, incluyendo algunos temas de folclore, música clásica y nuevas composiciones. Producir la música fue una nueva experiencia y un trabajo fascinante. Presté un cuidado especial a los arreglos, para adaptar la música a la danza y busqué a los mejores músicos para grabar los discos. Por supuesto, esto implicó muchísimo trabajo previo hasta obtener el resultado final. Tuve que crear mi propio sello y esperaba que el CD sonase tan bien como la música sonaba para mí. Estos dos trabajos nacen desde el corazón, y realmente deseo que la gente disfrute escuchándolos.

P: ¿Cuáles son tus piezas favoritas de estos CDs? El libreto adjunto y los textos son muy informativos y sirven de mucha ayuda, pero ¿podrías explicar algo más a los lectores? En realidad no tengo ninguna canción favorita. Siento algo especial por aquellas piezas que han sido compuestas para mi o incluso una que lleva mi nombre. Cuando me decidí a producir la música y distribuir los CDs en el mercado no quería solamente ofrecer un CD, sino dar al oyente información sobre cada una de las piezas y su significado. Quería hacer un producto completo, no sólo grabar pistas de música. Un objeto que la gente quisiera tener como parte de su colección de discos. Y también quería crear una música que pudiera ser bailada. Cuando una bailarina me pregunta si puede utilizar mi música para enseñar o para bailar en su espectáculo me siento muy agradecida.

P. Cuando regresaste a Madrid, ¿Cómo era la vida de una bailarina de danza oriental allí? Por un lado, he de admitir que estaba bastante cansada de la vida nocturna. Había trabajado muchísimo y no había visto a mi familia salvo una vez en un año. Quería reflexionar un poco sobre mi vida al margen de la danza. Por otro lado, sentía que había alcanzado el tope de mi carrera en el Cairo y quería abrir mi propia escuela de danza y desarrollar otros proyectos. Está claro que el mejor lugar para las bailarinas de danza oriental es el Cairo. Pero al mismo tiempo hay muchísimas personas en Europa y en España que sienten con pasión este arte. Estoy muy satisfecha de poder enseñar lo que he aprendido en Egipto.

P. ¿Tendremos la oportunidad de verte en Alemania con tu compañía Al Andalus Danza? Me encantaría. Si surge la oportunidad seguro que acudiré.

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