Autor: Antonio Álvarez
jueves, 27 de marzo de 2008
Egyptian Taqasim"Volume one"Nesma Music, 2007
Atentos a la información referente a este disco. Antes de escucharlo vale la pena conocer ciertos detalles acerca de lo que se esconde en su interior. El concepto y la atención prestada podrían influir en la manera de acceder a la propuesta. Y lo digo por experiencia propia. De entrada, es necesario conocer que los taqasim egipcios son un género independiente dentro de la música árabe, especialmente arraigados en Egipto y que se describen como improvisaciones instrumentales. Con métrica, o sin ella, la improvisación que escuchamos en el disco está interpretada generalmente por un único instrumento melódico, en ocasiones acompañado por una percusión. Puede ser utilizado para introducir un canto, intervenir en medio de una composición, o formar una pieza por si sola, como es el caso que nos ocupa. En todos los casos, el intérprete dispone de total libertad para desarrollar su arte y su virtuosidad, improvisando alrededor de un tema. Este Volumen Uno de una posible colección del sello Nesma, afincando en Madrid, reúne diferentes taqasim protagonizados por importantes músicos de la escena musical egipcia, que lucen virtuosismo en las diferentes interpretaciones.
Los artistas que aparecen en el disco son Mohamed Fouda, Mamdouh El Gebaly, Emad Ashour, Abdallah Helmy, Maged Naeem, y Mohamed Aly, acariciando instrumentos como la nay, el oud, el cello, la kawala, el kanoun, y el violín. Teniendo en cuenta todo esto, Nesma nos ofrece un ejemplar trabajo de producción para la divulgación de estos lejanos tipos de música. Los amantes del conocimiento y el saber musical tienen aquí buen material para la disección y la disertación. Sin embargo, otros, con menos ganas de profundizar, encontrarán el recopilatorio demasiado denso, reiterativo y monocromático. De todas formas, la audición es variada, convirtiéndose el conjunto en una suma de sonoridades orientales que en algunos casos se acercan a estilos variados y próximos, como la música clásica o el flamenco. Todos esos paisajes, tienen una cosa en común, su facilidad para reconfortarnos, para crear un entorno agradable y relajado, y además, para reafirmar ese sueño humanista de que las fronteras no deberían de existir. La música lo demuestra una vez más.
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